Leonardo Glikin plantea un escenario probable para analizar el poder de decisión y la propiedad en una empresa familiar.
Juan tiene tres hijos, de los cuáles sólo una, Lucía, lo acompaña en la empresa, y se está preparando para ser su sucesora: en el futuro va a dirigir la empresa, y para ello se está preparando, tanto con su carrera universitaria como con su práctica de todos los días. .
Los otros hijos de Juan no tienen ninguna vocación empresarial. Juan los ha ayudado en el desarrollo de sus propias carreras, y no espera nada de ellos, en relación a su empresa.
Juan reflexiona: cómo hago para garantizar que, en el futuro, mi hija pueda tomar las decisiones en la empresa, y sus hermanos no la perturben?
Juan ha consultado con un abogado, y sabe que él y su esposa podrían donar una parte de las acciones a su hija, y de esta manera, en el futuro, ella podría tener más del 50 % de las acciones. ¿Es la mejor solución?
Nosotros creemos que el tema merece un análisis profundo. Veamos:
- Si Lucía pasa a tener mayoría, va a poder tomar una serie importante de decisiones, pero, si los socios minoritarios se enfrentan a ella (por ejemplo, por haber quedado resentidos por la decisión del padre) le pueden hacer la vida imposible.
- Que Lucía tenga más acciones significa, en principio, que los hijos de Lucía van a ser beneficiados frente a sus primos. Es decir que, visto desde la perspectiva de Juan, sus nietos van a quedar en situación de desigualdad.
- Qué pasaría si Lucía, en algún momento, deja de participar en la empresa? Se mantendría ese beneficio?.
- ¿Cómo tomarán los otros hijos esa diferenciación patrimonial a favor de Lucía, que va a pasar a tener un patrimonio mayor que el de ellos?.
Todas estas preguntas tienen respuestas, y es aceptable que Juan decida, después de planteárselas, que le parece justo y razonable que Lucía tenga la mayoría.
Pero hay otra posibilidad: que Juan quiera preservar el poder de decisión a favor de Lucía, pero que todos sus hijos hereden participaciones societarias por igual.
Lo importante es que Juan, y todos los que están en su situación, sepan que puede lograrlo a través de diversos mecanismos.
Por ejemplo, mediante una sindicación de acciones, que permite unificar el voto societario.
También es factible hacer un acuerdo, en los términos que actualmente permite el artículo 1010 del Código Civil y Comercial, en el que se especifique que, salvo que incurra en alguna conducta indebida, Lucía va a mantener el lugar de dirección en la empresa.
Hay otros mecanismos, cuando la familia no resulta del todo confiable, como el fideicomiso, o la donación con cargo. En algunas culturas, son mecanismos demasiado estrictos, que implican un desgaste innecesario frente a la actitud confiable de los integrantes de la familia. En otros casos, son las herramientas adecuadas para que el propósito se pueda cumplir.
Ni exagerar en los instrumentos (algo así, evitar el uso de un obús para matar un mosquito) ni equivocarse por un exceso de ingenuidad, y confiar en que las cosas se van a ir arreglando solas.
Lo recomendable, es una actitud responsable que implica comprometerse con el futuro, y tomar las medidas más adecuadas para que cumpla con nuestros requerimientos y expectativas.
Soy Leonardo Glikin, y los invito a visitar www.empresayfamiliaradio.com, y a escuchar Empresa y Familia, Modelo para Armar, el sábado a las 9 hs, por Radio Perfil.