Carina Vázquez: “A veces, como consultores, vemos que la empresa está tan centrada en resolver procesos internos, que no puede identificar oportunidades de negocio”

Marcelo Codas: “Desde hace unos años las empresas familiares paraguayas están apuntando a la profesionalización”

41° programa de 2021 de “Empresa y Familia – Modelo para armar”, conducido por Leonardo Glikin y Carlos Liascovich. En la primera parte, Carina Vázquez explica la importancia del proceso de consolidación en las empresas que crecen, de modo de evitar cuellos de botella y carencias en el futuro. Y en la segunda parte, Marcelo Codas, consultor de empresas familiares en Paraguay, explica las características de esas organizaciones en su país, y los cambios que han presentado en los últimos años.

 

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Carlos Liascovich: Bien Leonardo, estamos en una nueva edición de Empresa y Familia, modelo para armar.

Leonardo Glikin: Hola Carlos.

CL: Creo que hoy va a ser otra jornada de aprendizaje y nuevas experiencias, porque los dos invitados de hoy van a aportar elementos fundamentales para la cuestión de las empresas de familia y para conocer, de alguna manera, con una especie de metodología comparada, cuál es la realidad en un país limítrofe, muy cercano a la Argentina, como es el Paraguay, y de las empresas paraguayas.

LG: Efectivamente, me parece muy interesante escuchar la experiencia de Marcelo Codas, compañero del Instituto Latinoamericano de la empresa familiar y dirigente de la asociación paraguaya. Pero empecemos con la primer entrevistada de hoy, que es Carina Vázquez, integrante de Caps Consultores. Carina, ¿cómo estás? Buen día.

Carina Vázquez: Buen día, ¿cómo están ustedes?

CL: Bien Carina, muchas gracias por estar nuevamente con nosotros. Y me parece que el aporte tuyo de hoy lo resumiste muy bien en una frase, que solés usar y me parece que resuena de otra manera. “El mayor peligro en tiempos de turbulencia no es la turbulencia, es actuar con la lógica de ayer”.

CV: Tal cual. Estoy citando a Peter Drucker, un investigador de las empresas que hizo un aporte tan grande que sigue vigente.

CL: Me hace acordar a la frase: “no es tan importante lo que te pasa, sino lo que hacés con lo que te pasa”.

CV: Exacto.

CL: Y vos tenés otro concepto, que creo que puede ser muy rendidor para un oyente, un empresario que nos oiga o un asesor de empresas que nos esté escuchando y que tenga que de alguna manera resolver problemas en una empresa de familia. Es el concepto de consolidación. ¿Qué sería la consolidación en una empresa de familia?

CV: Es un proceso de madurez de la empresa, donde se toma conciencia, después de un recorrido de logros y éxitos, de que hay límites dentro de la organización, y de que hay oportunidades para que podamos seguir desarrollando la empresa familiar.

LG: En este punto, no es sólo de empresa familiar, sino en general, aplicable a las pymes. O sea, toda pyme tiene que pasar por un proceso de consolidación. Precisamente, para poder estar en algún grado de estabilidad, ¿no es cierto?

CV: Totalmente. Y es real, para todas las empresas. Hay un momento en que se necesita madurar desde la organización, para que la empresa pueda seguir desarrollándose.

CL: Es decir, madurar, para ahondar en la metáfora, o para imaginar digamos: la empresa ha crecido rápidamente, como crecen los bebés y los niños, ha sacado sus hormonas como pasa con los adolescentes, pero llega un momento de empezar a desarrollar autonomía, otras fortalezas, que corresponden a la vida adulta. Madurar en ese sentido también.

CV: Totalmente. Son varios aspectos que se tienen en cuenta en este proceso de madurez, que realmente trae muchos beneficios, para que la empresa pueda crecer y para que también, enfocándonos en las empresas familiares, las familias sigan fortaleciendo la armonía.

LG: Siempre hablamos, Carina, de esa palabra que suelen usar los consultores especialistas en este tema, que es la palabra profesionalizar. Y yo, justamente, para insistir en el concepto de consolidación, siempre recuerdo un caso, algo que efectivamente me ocurrió. Estábamos trabajando con una empresa y estaba en juego, porque así lo habían pedido los titulares, la idea de profesionalizar la empresa. Lo que observábamos con el equipo de Caps Consultores, es que había mucha resistencia por parte de los mandos medios, que eran los que tenían que llevar este proceso adelante. Y, en particular, si había alguien resistente en este equipo, era justamente el gerente, que no lo llamaban gerente sino jefe. Que era la persona a la que más apostaban los dueños de la empresa. Entonces, ante tanta resistencia, decidimos entrevistarlos en forma individual, para ver qué les pasaba. Me tocó a mí entrevistar a este jefe y le pregunté, ¿qué significa para vos profesionalizar? Y me contestó: “Para mi profesionalizar es que me corten las piernas”. Es decir, para él, profesionalizar significaba echarlo y traer a un ingeniero de Harvard. Por eso usamos tanto el término consolidar más que profesionalizar. Porque profesionalizar implica hacer crecer a las mismas personas valiosas que existen dentro de la empresa.

CV: Totalmente. Y es real que es una palabra que moviliza, a veces por malas experiencias. Pero no nos tenemos que quedar, sino tomar en este concepto de lecciones aprendidas, cómo podemos trabajar realmente este proceso, en el cual la idea es incorporar herramientas para construir un nuevo razonamiento. Una nueva forma de funcionar, con los recursos, con las personas que están trabajando. A veces hay una asociación de la profesionalización, en la cual se relaciona que en verdad hay que llenar de gerentes la empresa, hay que meter profesionales, hay que sacar a los que están, se va a perder el control. Pero creo que todas estas cuestiones son las que están directamente relacionadas con esta asociación negativa y con cuestiones como las que compartís, Leonardo.

CV: Carina, hay una cuestión, un poco obvia, pero que a mí por lo menos me llama la atención o me genera preguntas. Es la cuestión de cómo advertir esta necesidad de maduración, de consolidación, cuando uno desde adentro no lo puede hacer. Digamos, cuando vos te acercás a una empresa, ¿qué le aportás para su transformación?

CV: Lo primero que trabajamos desde Caps Consultores es encontrar ese punto en el cual juntos vamos tomando conciencia de cuáles son las verdaderas necesidades de la empresa. Eso es muy importante, porque de esa manera quitamos ese fantasma de la profesionalización, en donde pareciera que hay que meter un montón de herramientas, sistemas y tecnología.

CL: Sí. O, más que meter herramientas y sistemas, echar gente y tomar a pibes de 25 años con un título en la mano.

CV: Claro, nada más alejado. Porque siempre trabajamos desde el ADN de la organización y desde la toma de conciencia de cuáles son las necesidades y desde ahí, cuáles son las alternativas y caminos para poder transitar este proceso, que realmente genera muchos beneficios para la empresa. Podemos nombrar cuatro aspectos o momentos, desde los cuales identificamos esta necesidad de consolidarnos y de iniciar este proceso. A veces uno escucha que la empresa está tan centrada en resolver procesos internos, que no puede identificar oportunidades de negocio. Y, como decimos, si nos enfocamos en el problema, siempre vamos a ver el problema. Y acá, este es un punto clave, porque la empresa, más allá de poder superar todas las cuestiones internas que pueda haber, está para crecer, desarrollarse y avanzar en la idea de negocios. Entonces, cuando no identificamos oportunidades, ahí hay un punto en el cual tenemos que estar revisando y viendo: este puede ser un momento para consolidar la organización. Otras veces, tenemos las oportunidades de negocios y a veces estamos en una empresa donde se descuenta que su propia organización es el techo. Que no puede avanzar, porque está faltando algún elemento de organización en la estructura, definir las posiciones, las descripciones de cuáles son las tareas de cada uno.

CL: Es la situación que vos me comentabas el otro día, que todo el mundo hace todo.

CV: Exacto. En las pymes y en las empresas familiares, donde prima la cultura de todos hacemos todo, ponemos fuerza y la idea es sacar las cosas. Ese modo de funcionamiento puede ser importante para un momento, pero no es el modo de funcionamiento en el cual vamos a poder desarrollar. Y después tenemos otros momentos, más allá del modo de supervivencia, el no poder adaptarnos a los cambios: muchas veces, cuando abordamos un caso, nos damos cuenta de que está totalmente debilitada por los conflictos en las relaciones familiares. Esto es un signo de que tenemos que empezar a trabajar en un proceso de consolidación.

CL: Ahora, cuando hay conflictos desde el punto de vista familiar, supongo que ahí la intervención es multidisciplinaria, porque no hace falta solamente una mirada desde la empresa, sino desde la familia.

CV: Totalmente. Desde Caps Consultores trabajamos de manera sistémica, ¿esto qué significa? Que nosotros estamos, a través de este proceso, revisando la estrategia de la empresa, viendo los temas de estructura, de organización, de distintas herramientas que necesita la empresa. Pero, por supuesto, también sobre las relaciones de familia. Muchas veces, la ausencia de espacios que tienen para comunicarse, termina teniendo un impacto en la comunicación dentro de la organización también. Y no hay espacio para escucharse, para establecer una cultura de comunicación, de debate, de consenso, de soñar, de crear. Estos aspectos son fundamentales.

CL: ¿Algún ejemplo reciente, Carina, que te acuerdes de intervención? A mí me interesa en particular alguna experiencia generada durante el proceso de pandemia, que tantas transformaciones está generando.

CV: Hay muchos casos, porque estas son situaciones que día a día vemos en empresas que tienen todo el potencial para seguir creciendo, pero comienzan con estas alarmas que, si no se toman a tiempo, terminan teniendo un impacto directo negativo, con un costo altísimo. Hay un caso muy interesante, una empresa de varios hermanos, que estaba tan centrada en los problemas que tenían en su comunicación y en sus relaciones interpersonales, que habían dejado de lado la estrategia. En un contexto donde la complejidad de la incertidumbre es muy grande y se necesita tener una percepción muy clara de mercado y avanzar hacia los cambios que demande un poco el contexto.

CL: ¿Y en qué te dabas cuenta que habían abandonado la estrategia? ¿Qué les ayudaste a ver que ellos no veían? Porque a veces uno, desde adentro, mira la facturación, mira los días en la calle, la situación en el banco y dice, bueno, estamos bien, estamos zafando o no estamos tan mal. ¿Pero vos qué observabas que ellos no veían?

CV: Bueno, el primer síntoma es que ellos están todo el tiempo viendo cómo resolver los problemas operativos. Cuestiones menores, que son importantes para que funcione el día a día de la empresa, pero que no hacen a la visión de negocio. Tiene que ver con esto de no poder ver las oportunidades que se presentan en el contexto. Y, permanentemente, era un tema de tire y afloje en cuanto a que cada uno tenía una idea de cómo resolver el día a día. Tenían problemas para ponerse de acuerdo, no había espacio para generar comunicación entre los hermanos. Y fue una situación bastante crítica, porque incluso esto llego al resto de la organización y empezaron los problemas, mucho más profundos, con los clientes, con un impacto mucho más directo en las ventas. Acá es muy importante que pueda entender, quien está pasando por esta situación, que existe una forma de abordar estos obstáculos que se presentan. Y que lo primero que tenemos que hacer es alejarnos de esa visión micro, de esa cuestión día a día, y entender que, en la organización, además de la familia, existe una empresa. Y que hay un negocio y que ese negocio va a estar afectado de manera directa por estas cuestiones que no pueden manejar o resolver.

CL: Suena como que, desde adentro, es una especie de callejón sin salida. Por eso hace falta la intervención desde afuera.

CV: Sí. Muchas veces es tan fuerte el tema de las relaciones que no pueden encontrar el espacio para dialogar, escucharse, consensuar. Porque hay muchas cuestiones de la política de la empresa que es necesario hablar. En muchos casos escuchar a los titulares de firmas diciendo: “Tengo ganas de irme, ya no quiero saber nada, porque me pone mal saber que voy a llegar a la empresa y que voy a estar discutiendo con mis hermanos”. Esto es una alarma muy fuerte, pero también es importante comprender que existen maneras de abordar y de encontrar alternativas a todos esos problemas de las relaciones familiares. Por eso desde Caps trabajamos todas las áreas de la empresa de manera integral.

CL: ¿Y cuánto demora ese proceso? Desde que a vos te convocan y hay una etapa de diagnóstico, de investigación, digamos, por parte de los consultores y después se pasa a la parte de puesta en marcha de esta solución. ¿En cuánto tiempo empiezan a verse los resultados y a darse la intervención de este tipo?

CV: Esa es una pregunta habitual y realmente cada empresa tiene una realidad totalmente diferente y lo que hacemos es primero diagnosticar desde donde partimos. Lo importante de esto, como siempre compartimos, es que hay resultados parciales que se empiezan a evidenciar. Y esto es algo que da cierta tranquilidad a las empresas familiares, porque empiezan a ver una luz. Empiezan a ver que existe otra forma de poder manejar la situación, que nos está llevando a tener mayor seguridad de que vamos a superar el problema. Entonces, hablar de plazos en general, no suelo decir bueno, en cinco meses se resuelve. Porque depende también de todas las cuestiones internas de la organización.

CL: Supongo que también de cuánto se abra la empresa, los protagonistas, para que esto ocurra.

CV: Totalmente. Pero lo que quiero que quede claro es que, desde el momento en que existe una decisión de buscar una salida, existe un impacto, no en los resultados finales, pero sí en las mejoras del día a día. Esto lo vemos. Recuerdo una empresa, que estaba muy ansiosa de saber cuándo íbamos a resolver. Todavía no habíamos arrancado, pero querían saber en qué momento se iban a resolver las cosas. Y compartimos esta forma de comenzar a ver la empresa y las mejoras, desde otro lugar y a valorar los pequeños logros que hacen a la totalidad de ese recorrido, para llegar a esa armonía familiar, a esa mejora en la empresa. Y en ese caso recuerdo que decían “yo lo que no quisiera es estar sin ver nada, porque yo necesito que esto cambie”. Y lo primero que ayudamos a cambiar es la mirada sobre la propia empresa de ellos. Entonces, al cambiar esa forma de ver las cosas y empezar a identificar otros valores, otras ideas, otras formas de pensar la organización, trajo un cambio muy positivo para todo el proceso.

CL: Volviendo a hacer una parábola con la salud de una persona, es como el paciente empieza a curarse cuando toma la decisión consultar a un profesional, para que evalúe su estado de salud.

CV: Tal cual.

LG: ¿Y cómo impacta esto en la calidad de vida de las personas? ¿Qué es lo que vos has visto en ese sentido?

CV: Hay algo para mí muy importante, que tiene que ver con el descubrir en algunos casos y en otros afirmar el propósito de cada uno de los integrantes de la empresa familiar. A veces hay una cuestión de deseo, de participación, pero no hay una definición clara, una visión sobre cuál es el propósito, el aporte que cada uno le puede dar a la organización. Y trabajar sobre esa idea de propósito, genera un bienestar desde la realización y desde la vocación de las personas. Porque también acá hay una cuestión, cuando hablamos de profesionalización o de consolidación. No todos los familiares tienen una formación técnica. Y esto no es una limitación para poder trabajar y aportar. El tema es encontrar cuáles son los propósitos, deseos y vocaciones de cada uno y, a partir de eso, poder construir y trabajar. Este es un punto muy importante para el bienestar de cada uno de los integrantes de la familia. Y, por otro lado, cuando descubrimos la importancia de la comunicación, de la escucha, de generar esos espacios donde podemos hablar sobre lo que queremos, sobre lo que nos pasa, sobre lo que deseamos para la empresa, todo ello genera un bienestar muy grande. Desde el punto de vista del reconocimiento del valor del otro. Todos tienen su voz, todos tienen una idea, todos pueden aprender del otro. Y esto es un valor muy importante. La cultura del aprendizaje dentro de la organización familiar es de un  valor inmenso. Porque permite trabajar desde las lecciones aprendidas y los conocimientos que han tenido los fundadores y abrirse a las ideas que van aportando las distintas generaciones de continuidad.

CL: Tomando el pie que vas dejando. Supongo que la situación de pandemia abrió la posibilidad de sacar la voz a mucha gente que está en las generaciones más nuevas y que venía proponiendo, venía alertando sobre redes sociales, e-commerce, transformación digital. Y después, justamente, la propia necesidad los transformó en voceros autorizados.

CV: Totalmente. El contexto aceleró ciertos procesos que en otros tiempos por ahí eran mucho más largos. Creo que, junto con la cultura de aprendizaje, hay una cultura de reconocimiento, de valorización, que también la generación que trae impulso, ideas, innovación, es necesario trabajar hacia sus antecesores. Creo que ahí sí, se logra una sinergia bastante interesante. Porque cada uno tiene algo importante para aportar. Y esto no es comenzar de cero. Acá hay una base de una empresa que, en general, ha logrado cosas muy importantes. Y este es el objetivo y también es el trabajo. Dentro de esa consolidación, tiene que ver con afirmar esos valores y esas lecciones aprendidas, que son traspasadas a la generación de continuidad. Y seguir construyendo, seguir profesionalizando, integrando herramientas. Esto genera también un bienestar, no solo para la familia, sino para todas las personas que trabajan en esa organización que es clave, es del orden de la estrategia, la estructura. Y todas las cuestiones que vamos trabajando en la empresa. Insisto en esto, tiene un beneficio muy importante. Porque a veces la falta de consolidación genera pérdida de oportunidades de negocio, sencillamente, porque la empresa no está preparada para avanzar hacia ese salto y ese proyecto, que puede llevarlo a mayor desarrollo. Y muchas veces se deja de percibir mayor rentabilidad por todas estas limitaciones de organización, de estructura. Cuando hablo de estructura me refiero a que cada uno pueda encontrar su tarea, su lugar, coordinar y así poder avanzar hacia el desarrollo de la empresa.

CL: Nuevamente Carina nos está ayudando mucho a identificar este tipo de problemas y ayuda a encontrar soluciones, ¿no, Leonardo?

LG: Efectivamente, así que Carina muchas gracias por tu intervención de hoy y seguramente vamos a volver a pedirte que nos sigas contando de tu experiencia en consultoría de empresas familiares.

CV: Bueno, muchísimas gracias. Es un placer compartir esta mañana con ustedes.

LG: Que sigas muy bien, hasta luego.

CL: Estuvimos conversando con Carina Vázquez, integrante de Caps Consultores.

(Música)

 

BLOQUE 2

 

CL: Nuestros oyentes seguramente se estarán preguntando por qué escuchamos la voz tan dulce de la jovencísima Mercedes Sosa. Que estaba cantando recién Recuerdos del Paragua. Vos Leonardo habías adelantado antes, habías dado una pista fuerte, que es la participación en este segundo bloque del programa de Marcelo Codas.

LG: Exactamente.

CL: Que nos está recibiendo y nos está escuchando desde Asunción del Paraguay. ¿Quién es Marcelo Codas, Leonardo?

LG: Es un distinguido miembro del Instituto Latinoamericano de la Empresa Familiar. Es abogado de origen, pero como todos los profesionales que trabajamos en consultoría, muchas veces dejamos nuestra profesión inicial, para poder abrirnos a un abordaje interdisciplinario. Ese es el caso de Marcelo, al cual conozco hace muchos años, trabajando muy fuertemente por el desarrollo de la cultura de la empresa familiar en Paraguay.

CL: Me parece que está en línea, ¿es así, Marcelo?

Marcelo Codas: Buenos días Leo, Carlos y la audiencia.  Un gusto poder estar en contacto desde tan lejos, con la magia que nos permite la comunicación.

CL: Así es. Además, para completar la presentación que hizo de ti. Vos sos un representante y un dirigente de la asociación de empresas familiares de Paraguay, ¿verdad?

MC: Sí, estamos trabajando desde hace muchos años, a través de un entendimiento que tuvimos inicialmente con el Instituto Argentino de Empresa Familiar. Posteriormente, a través del Instituto Latinoamericano de empresa familiar. A partir de ahí se creó en Paraguay lo que se llama el Instituto Paraguayo de Empresa Familiar, que es el soporte local del Instituto Latinoamericano. Tenemos un equipo interdisciplinario de colegas. Y hace unos días hemos lanzado el primer libro, una obra colectiva, estamos muy contentos por ese logro al que hemos arribado aquí, en Paraguay.

LG: Felicitaciones Marcelo, espero que podamos leerlo pronto.

MC: Muchas gracias, Leo. Paraguay, en todo lo que hace a nivel de obras en cuanto a empresas familiares, no contaba con ninguna de ellas. Creímos conveniente, con un grupo de 11 colegas, aglutinados en el Instituto Paraguayo de Empresa Familiar, realizar un aporte a las empresas familiares locales. El libro se llama “Empresa familiar paraguaya. Experiencias para su continuidad”. En la misma, cada uno, desde su experiencia trabajando con las empresas familiares, aborda un capítulo cada uno.

CL: Interesante. Marcelo, ¿cuál es la descripción que podés hacernos de la empresa familiar en Paraguay? Porque a veces uno tiende a asociar empresa familiar con pymes, pero supongo que debe haber grupos empresariales importantes en Paraguay, que surgieron y siguen siendo empresas familiares. Y, además, debe haber la problemática de la sucesión generacional, de los fundadores tradicionales versus las nuevas generaciones. El panorama debe ser bien rico, ¿verdad?

MC: Sí, en Paraguay se produce el fenómeno muy similar a lo que se produce en la región y, ¿por qué no?, en todo el mundo. No tenemos nosotros estadísticas oficiales y por eso la idea del segundo trabajo que pensamos abordar desde el Instituto es realizar un trabajo en la línea de obtener información oficial. Pero básicamente en nuestro país, entre el 80 y 85% de las empresas son familiares y la gran mayoría de ellas son pymes. La mayoría está en primera y segunda generación. Existen sí, empresas centenarias familiares, algunas en tercera y otras en cuarta generación, pero son pocas. La mayoría se mueven en el rango de primera y segunda generación y abarcan todo el espectro prácticamente, comercios, servicios, agricultura, ganadería. Como ustedes saben, nuestro país es una nación que trabaja fuertemente en todo lo que es agricultura, ganadería. Estamos ahora trabajando también el camino de la agroindustria y esas son las principales áreas, desde los servicios.

CL: Supongo, además, eso pasa con la mayoría de los países latinoamericanos. Uno asocia Paraguay con Asunción, pero supongo que en el resto de Paraguay debe haber familias locales o empresas locales que, desde cada región, tienen su desarrollo propio.

MC: Sí, Paraguay, a diferencia de la Argentina, que se divide en provincias, se divide en departamentos. Somos un país unitario. Y lo que conocemos como las cabeceras departamentales son los polos de desarrollo más grande. En algunos casos, limitando con la Argentina, como los es Encarnación o Itapúa, que es una zona de muchísima empresa familiar y ahí sí, hay empresas familiares muy fuertes. En todo lo que es la producción de yerba, la producción de granos. Ahí hay empresas de segunda y tercera generación muy fuertes. Otro polo muy importante de desarrollo es el este, la triple frontera en lo que es de nuestro lado Ciudad del Este. Y también está menos desarrollado, pero se trabaja muy fuertemente en ganadería, en todo lo que es el Chaco Paraguayo. La mayor concentración de empresas, en general, y familiares en particular, está en Asunción, en el departamento central y en las grandes cabeceras departamentales, sobre todo en unas 4 o 5 de ellas.

LG: Si tuviéramos que preguntarte a boca de jarro cuáles son las características particulares de una empresa familiar paraguaya, ¿qué dirías?

MC: Y, está en la misma línea de lo que son las características de las empresas familiares en general. La transmisión sobre todo de valores. Esto que decimos siempre, que las empresas familiares tienen alma. Muchas de ellas tienen el apellido de la familia incluido en la razón social. Se vinculan mucho en la clásica división de tipos de empresa familiar. Hay mucho de empresa de trabajo familiar. Se está trabajando actualmente en que las empresas familiares ya no sean tanto de trabajo familiar, sino que vayan migrando a las empresas de dirección y de inversión familiar. Pero actualmente todavía el gran porcentaje, son empresas de trabajo familiar.

CL: Cuando te referís a empresas de trabajo familiar quiere decir que los integrantes de la familia forman la línea de la empresa, digamos.

MC: Sí. Están en la gestión. Esto que solemos hablar siempre de propiedad, dirección y ejecución. La mayoría, están todas en la ejecución. Que, como sabemos, es una de las dificultades de las empresas familiares en cuanto a su tránsito de una generación a otra. Otra característica que se está dando, que Leo conoce Paraguay, porque vino durante mucho tiempo (la pandemia hizo que no esté más por acá, pero ojalá pronto lo podamos tener de vuelta por aquí) es que desde hace unos años las empresas paraguayas han demostrado su preocupación en este término que llaman profesionalización, pero que yo prefiero llamarle corporativización, que es básicamente una organización realmente empresarial de los grupos. En la cual la empresa no dependa tanto de las personas, sino que se pueda gestionar independientemente de ellas todo lo que hace relación al tratamiento de los diferentes temas de empresa familiar. Está entrando de a poco, pero queda muchísimo por hacer todavía.

CL: Y con respecto a un tema muy trabajado en este programa y muy necesario en muchas oportunidades, que es el tema del protocolo. ¿Cómo está la situación allá? Desde el punto de vista del avance, de la experiencia, de la legalidad incluso en el código civil. ¿Cómo se viene transitando esto ahí?

MC: En Paraguay hay pocas familias que tienen protocolo familiar, las hay, pero son pocas. En cuanto al valor legal del protocolo en Paraguay, es un tema que lo hemos estudiado en su oportunidad y llegamos a la conclusión de que el protocolo sí tiene valor legal en Paraguay. Basado fundamentalmente en que se formaliza a través de un contrato, que básicamente es un acuerdo de accionistas. Y en Paraguay el artículo 715 del código civil establece que los acuerdos que se establecen en los contratos constituyen para quienes los firman una obligación a la que deben someterse como a la ley misma. Entonces, partiendo de la base de que el protocolo se instrumenta en un contrato, a partir de ahí, tiene un valor legal. Igualmente, no es menos cierto que esto no está muy desarrollado en Paraguay, por lo cual no tenemos fallos vinculados a si el protocolo es legal o no, porque no ha sido llevado a tribunales en ningún caso, todavía.

CL: Todavía no hubo conflicto al respecto.

MC: Claro, no hubo conflicto en relación al protocolo, pero como todos sabemos siempre hay conflictos en las empresas familiares y en ese sentido, una herramienta que solemos propiciar desde las organizaciones que trabajamos con empresas familiares es la posibilidad de incluir en los acuerdos, en los protocolos, la utilización de los medios alternativos de solución de disputas, para los casos de conflicto. En Paraguay el arbitraje y la mediación se incorporaron a partir de los años 90. La mediación ha tenido muy poco desarrollo, el arbitraje ha tenido sí mayor desarrollo. Y justamente estamos trabajando vinculados al centro de arbitraje y mediación en Paraguay, en promover a la mediación en una herramienta eficiente y eficaz para el tratamiento de los conflictos en las empresas familiares.

LG: Claro, yo pensaba que, en realidad, fallos que hablen específicamente del valor legal del protocolo, a favor o en contra, es muy probable que en el futuro haya muy pocos. Porque en realidad lo que ocurre es que el protocolo es un ámbito de contención y por lo tanto lo que se van a discutir van a ser las cláusulas internas del protocolo, pero no necesariamente el valor del instrumento como tal. Entonces, aparecerá un conflicto en particular respecto de la utilización o no de los medios alternativos de resolución de conflictos o un criterio en particular respecto de la incorporación de los hijos. Pero todo esto es posible que ocurra reconociendo al protocolo como un marco general de ordenamiento y en todo caso discutiendo una situación concreta, más que desconociendo el protocolo en su conjunto.

MC: Sí, yo coincido totalmente con eso, Leo. Si bien nosotros venimos del mundo jurídico, creo que siempre pregonamos que más allá del valor del protocolo, uno de los beneficios principales de esta herramienta está dado por el trabajo. Es decir, el sentarnos a hablar en familia temas que habitualmente no conversamos, en ambientes con facilitación de un profesional. Donde tan importante como la llegada es el viaje. No obstante, siempre es importante dotar a los acuerdos que contengan estas herramientas del mayor valor legal posible.

LG: De alguna manera, la litigiosidad en Paraguay en relación al tema patrimonial, ¿es elevada o se tiende a situaciones de acuerdos?

MC: Hay una elevada litigiosidad. Aquello que hablamos en más de una oportunidad, de hacer algo en Paraguay en temas de planificación patrimonial, es muy importante. Creo que la pandemia produjo un fenómeno en muchas familias o en muchos fundadores de empresas familiares, que han pasado a preocuparse o a ocuparse de la planificación. En todo este tiempo, desde mayo probablemente del año pasado, particularmente, hemos tenido muchas consultas y hemos generado bastante trabajo en el ámbito de la planificación patrimonial familiar. Y en rigor de verdad la litigiosidad es importante en cuestiones de orden patrimonial. Porque, yo digo siempre, el problema empieza cuando uno dice “quiero mi parte”. ¿Y cuál es mi parte? Ese es el gran problema. Pero a la pregunta tuya, sí, hay mucha litigiosidad en esta área.

LG: Por otra parte, una observación que yo hice en mi contacto de por lo menos 10 años de la cultura paraguaya, es que, a iguales edades, las familias paraguayas suelen tener uno o dos hijos más que las familias argentinas. Cuando digo iguales edades es porque a medida que las familias son más jóvenes se tiende a tener menos hijos. Pero digamos, hijos nacidos entre los años 70 y 90, en Paraguay, hay muchas familias con cinco o seis hijos y en la Argentina muchas veces en esos casos nos encontramos con tres o dos. Y esto tiene una incidencia enorme en el tema patrimonial y en la relación con la empresa familiar.

MC: La apreciación que tenés es absolutamente así. Yo, que provengo de una familia un poquitito más antigua de lo que señalaste, somos tres hermanos y somos una familia corta en Paraguay. Cinco hermanos era lo mínimo, no era raro ver familias con seis hijos. Actualmente, eso ha disminuido y los chicos de hoy, en general, tienen dos a tres hijos. No es raro ver familias con dos hijos nomas. Lo que sucede en Paraguay es el fenómeno mundial, que los chicos no terminan de irse nunca de la casa, lo que representa toda una situación nueva, respecto a la estructura familiar.

CL: ¿Y qué ocurre, Marcelo, respecto al tema género? En la Argentina en los últimos cinco años ha habido una explosión, un impacto enorme, no tanto en el ámbito empresarial. Y entonces se empieza a revalorizar mucho a las hijas, que antes eran marginadas o colocadas en lugares secundarios. ¿Allá que está sucediendo al respecto?

MC: Nosotros en el tema género estamos un poquito atrás de ustedes en cuanto a lo que mencionabas precedentemente. Las mujeres en las empresas familiares, para ser sucesoras, son pocos los casos. Ahora, lo que sí ha ocurrido en el Paraguay es que hay muchas mujeres destacadas a nivel empresarial, situación que antes no se daba. Hoy hay ejecutivas muy importantes, de compañías grandes en el Paraguay, y son mujeres y también empresarias. Pero todavía hay un cierto temor de los padres de que quien le sucede en el liderazgo al fundador o a la generación siguiente, sea una mujer.

LG: Yo tengo una anécdota, que no ocurrió en Paraguay, ocurrió en una provincia argentina, pero donde el planteo era que claramente la integrante de la siguiente generación no podía ser la líder del grupo, porque era un tema en el cual había una mesa chica de empresarios, que eran los que cortaban el bacalao. Y ella, por ser mujer, no podía estar en esa mesa. Entonces, yo le insistía, porque ella era realmente la líder natural de ese grupo y el por qué no podía estar en esa mesa. Por las cosas que se dicen, me respondió. ¿Y a qué te referís? Y bueno, por el lenguaje que se usa. ¿Por ejemplo? Bueno, se usan algunas palabras un poco subidas de tono. Entonces me doy vuelta y le digo a ella, ¿vos conocés alguna palabra subida de tono? Bueno, las cosas que dijo la chica en ese momento lo convencieron al padre de que podía participar.

CL: No sabía que manejaba ese repertorio.

LG: Exactamente.

(Risas)

MC: En tren de contar anécdotas, les puedo contar la de una familia, con la que trabajé hace tiempo y tiene dos hijas mujeres y un varón, todas más o menos de una generación que tienen entre 50 y 55. Realmente el liderazgo lo tenía una de las mujeres, pero un liderazgo aún mayor lo tenía la nieta, porque estamos hablando de una familia donde la nieta tiene ya cerca de 30 años. Pero me reúno con el varón, en esas reuniones individuales que tenemos y, hablando de la sucesión, que cuando tu papá decida dejar la empresa un poco y dejar la empresa, ¿quién creés que asumiría? Y él me dice, ¿quién sería si no yo?, si soy el único hijo varón y tengo su nombre. Pero era justamente el único que no estaba capacitado para sucederlo al padre, era una cosa simpática.

LG: Muy interesante este prejuicio respecto del hijo varón. Y muy interesante el sayo que implica tener el mismo nombre que el padre. Qué condicionamiento duro y difícil para todos.

MC: Realmente sí. Acá en Paraguay, en la época de nuestros padres, mucha gente no le ponía a su primer hijo el nombre del padre, porque decían que no traía buena suerte ponerle al primer hijo el nombre del padre. Entonces, se lo ponían al segundo.

LG: Qué interesante. Interesante por todo el condicionamiento que implica tener el mismo nombre que el padre, ¿no?

CL: Sí.

LG: Marcelo, siempre te has caracterizado por esta capacidad para contar anécdotas, situaciones interesantes que ocurren en la vida cotidiana. Nos gustaría saber algo más respecto de la entrada de los jóvenes a la empresa familiar. ¿Cómo se está dando actualmente en Paraguay? ¿Con qué actitud por parte de los jóvenes y qué actitud por parte de los mayores?

MC: Nosotros todavía estamos un poquito en esa situación en que el padre sigue creyendo que sus hijos todavía son chicos para sucederle y algunos ya tienen de 35 a 45 años. Esa es una situación que se da. Por otro lado, se está dando que hay muchos hijos que han ido a estudiar afuera, especialmente a Estados Unidos o a Europa y están bastante bien preparados, desde el punto de vista académico. Y siempre cuesta la incorporación cuando vuelven, porque generalmente cuando uno vuelve desde afuera, cree que puede llevar el mundo por delante, pero todavía la juventud le juega un poco en contra, en cuanto a la serenidad que se tiene que tener en el mundo empresarial. Básicamente, lo que se tiene hoy en Paraguay es un nivel de profesionales jóvenes muy bueno, de muy buena formación académica. Pero siempre está la dificultad entre el padre, que tiene 70 años más o menos, el hijo, que tiene 30 a 35 y que el padre todavía no quiere soltar el bastón de mando y el hijo que ya no aguanta más las ganas de asumir el liderazgo. Esa es la situación que tenemos aquí, que creo que básicamente es una situación general.

LG: Es una situación general. Simplemente que, en los países del llamado primer mundo y, en algún sentido, por lo menos en la ciudad de Buenos Aires esta cultura está siendo tomada. La ética del baby boomer es un poco diferente y aparece este deseo de querer retirarse, como un valor para el padre, el hecho de dejar la empresa. Vos sabés que yo soy autor de un libro que es “Exiting, el arte de dejar la empresa sin dejar la vida”. Y justamente me refiero a ese modelo, donde una persona al llegar a los 65 años se plantea el deseo de poder retirarse. Entonces, ya no se trata de resistir a la llegada de los hijos o a la llegada de profesionales a la empresa, sino a la llegada de alguien para estimularlo y a veces ser muy activo en ese estimularlo.

MC: Sí. También, parte del efecto pandemia, como yo le llamo, es que hoy en día los padres se han dado cuenta de que en muchas ocasiones han dejado de vivir por el trabajo, por el tiempo que han dedicado al trabajo. Y hoy en día están pensando o están implementando acciones concretas para hacer efectiva la transición. Lo que pasa es que es un poco un tema generacional. La gente que tiene hoy más o menos 65 años piensa muy diferente a la gente que tenía esa edad en los 80 o en los 90. Y hay gente que sí, está empezando a practicar eso, pero estamos todavía en una fase inicial.

LG: Bueno, es todo un desafío, creo que es algo que puede ayudar al mejor pacto entre generaciones, por un lado. Y también a que la gente más grande pueda vivir mejor, con más calidad de vida, con menos tensiones. Y eso, desde mi perspectiva, por lo menos yo estoy convencido de que es así, ayuda a que las organizaciones también crezcan, porque estos cambios obligan a organizaciones más profesionales, manejadas con más adultez. Y ya no dependiendo del genio de una persona en particular sino fundamentalmente de un equipo, que aporta lo suyo para que todo vaya mejor.

MC: Sí, yo creo que lo que mencionás Leonardo es la clave. Sabemos que la personalidad del fundador es demasiado fuerte y en general es imposible que sea reemplazado por una sola persona, con lo cual, generalmente, a un fundador le sucede un equipo. Y eso es lo que hay que trabajar, es lo que estamos trabajando en Paraguay. Y el organismo para eso es el directorio, en el tipo societario más utilizado en el Paraguay, que es el de la sociedad anónima. Nosotros tenemos, creo que como en la Argentina, pero inclusive tal vez más debilitado ese órgano. Y funcionan esos órganos como lo que se denomina vulgarmente el directorio del sello de goma. Pero acá se está empezando a transitar ahora hacia un funcionamiento efectivo del directorio. También se está empezando a contratar a profesionales como directores no familiares. Pero esto es todavía una cuestión que está en su fase absolutamente inicial. Pero sí hay mucha conciencia en el empresariado familiar local en que hay que realizar acciones concretas, que permitan que una empresa pase de una generación a otra, se está trabajando en eso.

CL: Marcelo, ya estamos un poco justos de tiempo y me parece que ha sido un aporte muy valioso.

LG: Te agradecemos muchísimo Marcelo y esperamos verte por Buenos Aires, apenas la pandemia lo permita.

MC: Así será. Muchísimas gracias a ustedes por la oportunidad, un fuerte abrazo y mis respetos para la audiencia.

LG: Muchas gracias.

CL: Estuvimos hablando con Marcelo Codas, quien nos hablaba desde Asunción. Marcelo es director del Instituto Latinoamericano de la Empresa Familiar, Delegación Paraguay y consultor de empresas de familia, también en Paraguay. Bien Leonardo, ha llegado el fin del programa, nos queda solamente dejar nuestras señales de contacto.

LG: Efectivamente. Pueden volver a escuchar este programa o programas anteriores en www.empresayfamiliaradio.com. Pueden mandarnos un mail a [email protected] . Pueden mandarnos un WhatsApp al +5491166667519. Pueden seguirnos en Instagram en Facebook o, en Spotify, por nuestros nombres Leonardo Glikin y Carlos Liascovich.

CL: Así es. Y no se olviden los jueves para las 3 de la tarde escuchar las columnas de Leonardo Glikin, aquí también, por Radio Perfil. Nos queda solamente saludarnos.

LG: Hasta la próxima.

CL: Hasta el sábado, gracias.